Neurocirugía

¿Qué es la neurocirugía?

La neurocirugía tratamiento quirúrgico de las patologías que afectan al sistema nervioso, independientemente de que su origen sea congénito, infeccioso, tumoral, vascular o producido por un traumatismo.

Esta especialidad trabaja conjuntamente con otras ramas de la medicina, como la neurología o la oncología, para ofrecer un tratamiento personalizado a cada paciente.

¿Qué estudia la neurocirugía?

Los neurocirujanos se especializan en áreas específicas, algo que les permite obtener mejores resultados:

• Neurocirugía funcional: se encarga de modificar aquellas funciones del cerebro que se han visto alteradas, como en el caso de la epilepsia o de la neuralgia del trigémino.

• Neurocirugía vascular: trata enfermedades que afectan a las venas o a las arterias del cerebro.

• Neurooncología quirúrgica: realiza cirugías como parte del tratamiento de los tumores que afectan al sistema nervioso.

• Neurocirugía pediátrica: trata a pacientes menores de 16 años que requieren una atención especial debido al tamaño de sus órganos, a su estado de desarrollo y a la existencia de patologías que se manifiestan a edades tempranas.

¿A qué pacientes está dirigida?

La neurocirugía trata a pacientes con enfermedades del sistema nervioso que requieren una intervención quirúrgica, bien porque es el único tratamiento eficaz para ellos, bien porque les ofrecerá una mejor calidad de vida.

Técnicas, procedimientos y métodos diagnósticos

La especialidad de neurocirugía requiere medios técnicos muy específicos para realizar diagnósticos rigurosos y cirugías de alta precisión. Entre los procedimientos más utilizados destacan:

• Tomografía axial computarizada (TAC): método de diagnóstico por imagen que utiliza rayos X para ver con exactitud la zona en que se va a realizar la cirugía.

• Tomografía con emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés): permite obtener imágenes del flujo y del metabolismo cerebral.

• Cifoplastia: cirugía mínimamente invasiva que se utiliza para tratar fracturas lumbares y evitar la compresión gracias a la restauración de la altura de la vértebra.

• Bomba de infusión intratecal: se coloca en el abdomen un dispositivo programable que administra fármacos de forma controlada para tratar el dolor crónico que no remite con otros tratamientos.

• Tratamiento HIFU (por sus siglas en inglés, High-Intensity Focused Ultrasound): utiliza ultrasonidos de alta intensidad para tratar el temblor y la rigidez en pacientes de Parkinson.

• Estimulación cerebral profunda: implanta electrodos en el cerebro para regular los impulsos anormales producidos por enfermedades como la epilepsia, el trastorno obsesivo compulsivo o el Parkinson.